En los 80’s la industria de la música (sobre todo del rock) y las drogas eran cosas que parecían ir de la
mano. Los seguidores de artistas del
género de moda eran testigos del alocado estilo de vida de sus ídolos y por lo
tanto de consumo desmedido de drogas de diferentes tipos. Lograban que sus
admiradores lo consideraran de cierta forma como una actividad glamorosa y por
lo tanto como moda. Esto no fue nada nuevo, se podía apreciar desde decadas
anteriores como lo mencioné en mi
anterior columna. Pero lo que si fue nuevo fue el tipo de narcóticos que
estaban ahora “en onda”. Los
estimulantes.
A finales de los 70’s durante el gobierno de Nixon, tras todo el caos que dejó
el movimiento hippie años después de su apogeo, las leyes contra las drogas se
hicieron más estrictas. La fabricación y los laboratorios clandestinos de LSD
fueron costa abajo al igual que la facilidad para conseguir los elementos para
la fabricación del ya tan popular ácido lisérgico. El delito de fabricar esta
droga se hizo cada vez más grave y las sentencias, más largas. Pero eso no iba
a impedir que la gente siguiera consumiendo a pesar de todas estas leyes el
ácido nunca dejó de ser popular pero a finales de los 70’s y en los 80’s se
popularizaron otro tipo de drogas: Los estimulantes.
La cocaína fue una de ellas. Empezó a popularizarse en los 70’s entre la gente
rica cuando la psicodelia comenzaba a pasar de moda poco a poco (pero no
completamente), abriendo paso a los energetizantes, pegajosos y repetitivos
ritmos de la música disco.
La cocaína era una droga de lujo y estatus social. La cocaína permitía a los amantes del disco
fiestar como todas una celebridades de la noche a la mañana sin perder el
glamour.
La cocaína era muy cara para muchos, casi inaccesible para una gran parte de la
población junkie. Pero no pasó mucho tiempo para que su nueva presentación
llegara a las clases sociales más bajas. El crack llegó justo a tiempo a saciar
la eriza de los pobres.
La heroína también es digna de mencionar, fue la culpable de algunas muertes
como la de: Janis Joplin y Jim Morrison. Sin embargo en los 80’s el uso de la
heroína estuvo relacionado (Más que nada en Europa y en el Reino Unido) con el
movimiento punk ya que en los 60’s “tanto amor” ocasionó cierto número de
sobrepoblación… Más tarde esta se tradujo en falta de empleo para algunos,
decepción, ocio y mucho odio. Todo esto empujó a la juventud a originar el
movimiento punk.
Sin mucho que hacer, para escapar de la realidad o simplemente del aburrimiento
muchos jóvenes de todas las clases sociales probaron la heroína. La adicción del popular opiaceo no solo terminó
con parte de los punks sino que también ayudó a que la enfermedad del SIDA se
propagara más facilmente.
En mi opinión todas estas sustancias que se originaron (o más bien se
popularizaron) en esta época no dejaron nada bueno a la música y mucho menos a
la sociedad. Incluso me atrevo a decir que la música decayó mucho, quizás
gracias a esto, se tornó más vacía y bailable; de lujo para los estimulantes.
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